Francisco Cabral Bravo
Con solidaridad y respeto a Héctor Yunes Landa, Pepe Yunes Zorrilla y Ricardo Ahued Bardahuil
A Alejandro Palma Argüelles se le atribuye haber dicho que “si Kafra hubiera nacido en México, sería un escritor costumbrista”. Nunca más cierto que hoy.
Cuando el vocero presidencial Eduardo Sánchez afirma en reuniones con medios en Nueva York que desde el principio de su administración la prioridad de su presidencia ha sido el combate a la corrupción, cualquier declaración posterior sonará falaz. Aún a miles de kilómetros de distancia, fue evidente el bloqueo por parte de algunos partidos políticos de la Ley Anticorrupción en el Senado. Cuando en su entrevista con León Krauze, Hillary Clinton, precandidata demócrata a la presidencia estadounidense, se manifiesta preocupada por las violaciones a los derechos humanos en México, pone un reflector inoportuno sobre una realidad que no se cubre en México con la importancia que se debiera. A esta administración se le está pasando la mano tratando de “manejar” a la prensa, tratando de imprimirle a la realidad ese giro, “spin” se le daría en inglés, que trata de contener el daño. Y no, no se trata de que los medios solo cubran noticias negativas, pero sí de que le den el peso que merecen, relativo a temas frívolos que reciben amplia cobertura.
Los temas de corrupción y falta de transparencia son el gorila en el cuarto que todos se niegan a ver. No importa cuánto se gaste en propaganda, que tan profesionales sean los comunicadores, o cuánto se busque distraer al público. Hay veces en que la verdad se asoma. A veces los gorilas pueden ser inoportunos. Los gorilas de la realidad se nos van a venir encima.
Que siempre sí. Que ahora si van a trabajar en sacar los pendientes legislativos urgentes dijeron los coordinadores parlamentarios del PRI, PAN, PRD Y PVEM. Hasta bromearon de las diferencias y los choques. A partir de esta semana las comisiones senatoriales se reunirán para intentar sacar adelante un dictamen que amerite periodo extraordinario de sesiones y aprobar el paquete de siete leyes del Sistema Nacional Anticorrupción. El tema urge, pero ¿en realidad lo quieren? Es la pregunta que se corre entre comentaristas y observadores. Las cosas claras, aunque no gusten a un sector de la “comentocracia”, el PRI y el Verde no obstruyeron en el Senado el paquete de leyes anticorrupción, incluido el 3 de 3 plus. Y no lo obstruyeron porque simplemente, no tienen los votos suficientes para hacerlo.
PAN, PRD y PT son mayoría en las comisiones dictaminadoras y en el pleno del Senado.
Cambiando de tema las redes sociales han revolucionado nuestro mundo, nuestras vidas y sus aportes son extraordinarios. A la vez, son también para otros miles, el camino para expresar sus reclamos, indignación; son líneas veloces donde el odio y la agresión invaden nuestras vidas y sin duda logran destruir y acabar día a día con más de una.
Las campañas tradicionales ya no funcionan ni en los partidos políticos, ni en las empresas, y los afamados estudios de mercado suelen dejar fuera elementos fundamentales para la toma de decisiones.
Los noticieros y programas que por años alcanzaron altos ratings hoy ven desplomar su audiencia. No sólo los jóvenes, sino sectores tradicionalmente leales buscan otras voces y también nuevas opciones.
La política es tal vez la manifestación más clara de esta brutal distancia entre la realidad y la resistencia para transformar instituciones y formas de operar. Creo firmemente que es el tiempo de los antropólogos sociales, de escuchar a quienes están dispuestos a procesos de inmersión con los distintos grupos de ciudadanos para, sólo así, comprender de mejor manera sus anhelos y también su hartazgo y profundo enojo.
El intento cotidiano por responder como siempre a una sociedad cuyas expectativas cambiaron exponencialmente desde que pudieron asomarse a mundos distantes e incluso inimaginables a través de la tecnología, amplía la brecha de insatisfacción y por ende los reclamos.
Si hasta hace poco los ciudadanos daban por hecho que la impunidad y corrupción eran parte de un andamiaje en nuestro sistema político, ahora ya no es así. Si los partidos cerraron por años las puertas a los ciudadanos y entre grupos se repartían prebendas y beneficios, pues ya algunos independientes se llevaron buena parte de sus electores y se rebelaron para hacer sentir su fuerza y su rechazo. O nos ubicamos, o corremos altísimos riesgos de generar mayor inequidad, de fortalecer los incentivos para el odio y de abonar los caminos para personajes populistas, siniestros y para los demagogos y/o autoritarios en nuestro país. No basta con mandar nuestra ubicación a otros, tenemos que ubicarnos en medio de los otros, y ser capaces de entender sus motivaciones y realidades, su indignación y dolor y también sus anhelos y demandas. Esta “rebeldía” ciudadana debe ser el gran acicate para transformar lo que está pendiente. De otra manera los riesgos serán crecientes y será inútil enviar una ubicación, cuando del otro lado ya no existe alguien, porque hace rato, decidió ir a otra parte.
La última encuesta de Reforma sobre la elección de Veracruz es indicativa del humor social en el que el país está sumido. La encuesta de Reforma tiene al candidato del PAN-PRD con 33% y al del PRI-PVEM-NA con 32% y al de Morena con 24%. Todo parecería indicar que los ataques de PRI contra PAN-PRD, han hecho que más veracruzanos estén inclinados a votar por Cuitláhuac García Jiménez, de Morena. Mientras que los Yunes son conocidos por 65% de los encuestados, a Cuitláhuac sólo lo conoce un 34% de los veracruzanos; 30% menos que sus contrincantes. Veracruz podría ser un país. Tiene 76 mil kilómetros cuadrados de extensión, más de 7 millones 645 mil personas y un listado nominal de 5 millones 700 mil electores. Tiene una alta competencia electoral ¿El carismático Cuitláhuac podrá seguir creciendo?