Jorge Francisco Cabral Bravo
Con solidaridad y respeto a Héctor Yunes Landa, Pepe Yunes Zorrilla y Américo Zúñiga Martínez
El Papa Francisco deja importantes lecciones en liderazgo que deberían de ser analizadas por la clase política.
Más allá de que uno practique el catolicismo o no. Jorge Mario Bergoglio, el Pontífice jesuita hombre espiritual y místico tiene un estilo de liderazgo que urge en México: líderes con visión, credibilidad y gran capacidad de comunicar con una diversidad de auditorios y seguidores.
Estas capacidades del Papa Francisco se ven reflejadas en la complejidad de los discursos, llenos de metáforas, historias, imágenes, coloquialismos, dichos, y diferentes tonos para enfatizar su mensaje.
En algunas partes de su discurso habla como un místico, en otros conversaba como un campesino, también pudimos escuchar al erudito, en otro momento hablaba como un psicólogo, también hacía recomendaciones como un padre, o un amigo.
Este camaleón en sotana permite comunicarse ante grandes auditorios, con diferentes culturas, diferentes niveles económicos, diferentes profesiones, y sobre todo, cargando diferentes pecados.
Oraciones y frases como las siguientes son las que resaltan las capacidades de este Papa para comunicarse en el siglo XXI. “Cuiden la salud, pero sobre todo cuiden de no caer en una enfermedad, no caigan en el Alzheimer espiritual”.
“Está la tentación de seguir a Jesús por ambición, ambición de poder, no hay lugar ni para la propia ambición, ni para las riquezas, ni para ser una persona importante en el mundo, la iglesia no es una empresa, no es una ONG”. “Por favor no cobren la gracia, no cobren la gracia. Por favor que nuestra pastoral sea gratuita”.
Los pilares de la labor religiosa son: cercanía a los pobres, a los refugiados, a los inmigrantes, a los enfermos, a los explotados, a los ancianos que sufren la soledad, a los encarcelados. Y a tantos otros cristianos que sufren.
Estos son sólo algunos de los mensajes que el Papa Francisco ha dado a las mujeres y hombres que han optado por la vida religiosa. Un mensaje en el que las palabras son eco de una forma de vida que el Papa ha elegido y que ha cimbrado dentro y fuera del Vaticano.
“No le tengan miedo a la transparencia”. La Iglesia no necesita de la oscuridad para trabajar. Vigilen para que sus miradas no se cubran de las penumbras de la niebla de la mundanidad”.
“No se dejen corromper por el materialismo trivial, ni por las ilusiones seductoras de los acuerdos debajo de la mesa; no pongan su confianza en los “carros y caballos” de los faraones actuales, porque nuestra fuerza es la “columna de fuego” que rompe dividiendo en dos las marejadas del mar, sin hacer grande rumor”. Si tiene que pelearse, peleense, si tienen que decirse cosas, díganselas, pero como hombres, en la cara, “para luego irse a orar juntos”.
Haciendo un llamado a que “nos entreguemos a la construcción de una política auténticamente humana y una sociedad en la que nadie se sienta víctima de la cultura del descarte”.
Conversando con el público como si fuera un abogado, “esto no es sólo asunto de las leyes que requieran de actualizaciones y mejoras, siempre necesarias, sino de urgente formación de la responsabilidad personal de cada uno, con pleno respeto del otro, como corresponde en la causa común de promover el desarrollo nacional”.
La palabra y la forma de divulgarla, importa. Son las palabras y la forma en que se comparte, permite que estas palabras hagan historia porque se analizarán, se cuestionarán y se repetirán.
A los jóvenes les ha dicho que ¡Hagan lío!, pero también ayuden a arreglar y a organizar el lío que hacen. Las dos cosas, un lío que nos dé un corazón libre, un lío que nos de solidaridad, un lío que nos de esperanza.
La explotación, la falta de medios para sobrevivir, la drogadicción, la tristeza, todas esas cosas nos quitan la libertad.
Sobre la corrupción ha afirmado:”es un proceso de muerte, el corrupto no puede aceptar la crítica, busca disminuir cualquier autoridad moral que pueda cuestionarlo, se cree un vencedor, se pavonea para menospreciar a los otros, no conoce la hermandad sino la complicidad y la enemistad.
“La escandalosa concentración de la riqueza global es posible a causa de la complicidad de los responsables de la cosa pública con los poderes fuertes.
La corrupción no puede contra la esperanza”.
En el Manual de Liderazgo para no ser un Líder Jurásico, Ana María Salazar, comentaba que en las biografías de los grandes políticos y gobernantes de la historia que una de las características que los hizo extraordinarios líderes fué su capacidad de tener y comunicar una visión.
Cuando hablamos de visión, en su aceptación más simple, nos referimos a un plan de acción que incluye objetivos y los pasos para cumplir con esos objetivos.
El problema para los políticos o gobernantes mexicanos es que compartir su “visión” puede ser un veneno especialmente para aquellos que llegan al poder por razones ajenas a la eficiencia, al merecimiento o al simple conocimiento de sus obligaciones.
Capacidad de compartir la visión, o el camino no es suficiente, lo que mueve a las masas y a los seguidores. Tiene que haber un mensaje de cambio, de que las cosas pueden cambiar y, sobre todo pueden ser mejores.
En el Arte de Liderar, Francesco Alberoni describe que tener una visión con las intenciones correctas no basta.
“La visión tiene que ser el gas de la flama de la motivación y la inspiración para darle esperanzas a los que anhelan ser líderes dignos, que en verdad se preocupen por sus representados”.
Concluyó la visita del Papa Francisco a México. Su mensaje contra privilegios, desunión, corrupción, explotación, avaricia material, abusos contra indígenas y migrantes queda para el análisis y la reflexión de todos.
Señaló que el narco no es una opción de vida, no es la marginación y la pobreza el destino de los jóvenes. Combatió la resignación pues paraliza y llamó a la lucha por los sueños.
Recuperar la dignidad humana fue pieza central en sus mensajes, tanto para los jóvenes, los reos, como para los trabajadores y empresarios.
Señaló que el encarcelamiento no resuelve la violencia y la inseguridad, pues la exclusión no es el camino, y llamó al diálogo, al encuentro y la confrontación, y a la reinserción de los reos. Urgió a más oportunidades de estudio digno para combatir violencia y narco.
Ubicó a la familia, a la gente como centro de la inversión, pues el flujo de capital no puede determinar la vida de las personas. Fué crítico en torno a la situación que prevalece en México y envió un mensaje de esperanza combativa.
Los políticos se acomodarán al mensaje.
Este es Bergoglio, el primer Papa latinoamericano, el Pontífice jesuita que a diario sacude a la Iglesia con el poder de su ejemplo y que a diario convoca para la solidaridad y una transformación profunda que permita regresar al origen, que haga posible abrir las puertas de la Iglesia.
El Papa ya ha escuchado las voces de dolor, enojo, hartazgo, cansancio y desesperanza. Hacemos votos porque el tiempo y la salud le permitan continuar con ese trabajo indispensable de renovación.