Francisco Cabral Bravo
Con solidaridad y respeto a Héctor Yunes Landa, Pepe Yunes Zorrilla y Ricardo Ahued Bardahuil
El banco de México publicó su reporte sobre las economías regionales de julio a septiembre del 2015, correspondiente al tercer trimestre del año.
El documento analiza el desempeño económico y la inflación de las regiones del país.
En general, la actividad económica del país fue mayor y más dinámica que el primer semestre del año, fundamentalmente por el desempeño de cuatro sectores: agropecuario, comercio, turismo y servicios. Aunque menor, también la actividad industrial mostró un repunte.
Sin embargo, el repunte de la economía no es homogéneo en el país. La región del sur sigue siendo la de peor desempeño.
Mientras en el norte, el centro norte y el centro crecieron a más del 3 por ciento, el sur no creció nada.
La caída del sur se debe sobre todo al desplome del sector petrolero.
Es momento de sacar la bola de cristal. Tantas preguntas y tan pocas respuestas.
¿Hasta dónde caerá el precio del petróleo? ¿Cuánto subirán las tasas el año que viene? ¿Se apreciará más el dólar? ¿Ya se terminó la volatilidad o apenas empieza? ¿Habrá crisis en China? Todos podemos especular y hablar de probabilidades, pero las respuestas concretas nadie las tiene.
Hoy en día el mercado está inundado de petróleo. La OPEP recientemente se mantuvo firme en su política de producir sin restricciones . La oferta aumenta, mientras la demanda global por el energético se frena.
Es decir los precios podrían mantenerse bajos por los próximos años incluso seguir bajando en corto plazo. Siendo México un importador neto de petróleo, como ya lo es, esto podría ser una buena noticia: una disminución en el precio del insumo más necesario para producir prácticamente todo, implicaría un choque positivo de oferta, más bienes, más baratos.
Sin embargo, nuestros ingresos fiscales van de la mano. La dependencia fiscal del petróleo ha ido disminuyendo, pero no de una formas planeada y ordenada. Ha disminuido porque no nos ha quedado de otra.
Deberíamos de aprovechar la coyuntura y reformar de fondo nuestro sistema fiscal.
Esto es parte del entorno global que enfrentará México. Pero los riesgos no son solo externos. Mientras que la coyuntura externa está dada, la situación interna es sobre la que tenemos margen de maniobra.
Creo que el mayor riesgo interno que enfrenta el país es no tomarnos lo suficientemente en serio.
Los temas están ahí, no son novedad. Llevan aquejando al país durante décadas y están siempre presentes en las conversaciones privadas y en el discurso público.
Las medidas que tomamos son tibias y en algunos casos, meramente demagógicas.
Otro sector en el que el sur está muy por debajo de las otras regiones es la industria de la construcción. Mientras en el norte el valor real de la producción de la construcción creció casi el 12 por ciento y en el centro norte más del 26 por ciento, en el sur se cayó un 16 por ciento.
Es de destacar que también en el centro la caída en este sector fue muy relevante, casi un 15 por ciento menos que en el trimestre anterior.
El único indicador en el que el sur crece a la par que el resto del país, es en ocupación hotelera; ahí sí, Yucatán, Quintana Roo, Oaxaca, Chiapas, Veracruz, Tabasco y Guerrero salen tan bien como las otras regiones.
Lo anterior se refleja de manera importante en el incremento de pasajeros en los aeropuertos, terminales camioneras del sur.
En otras palabras, el turismo es lo único que actualmente crece en el sur de México. Ante esta dura realidad, con un sur en recesión, uno pregunta ¿Y las zonas económicas especiales?
¿No valdría la pena acelerar su implementación?
Luego del extraordinario trabajo que ha hecho Emilio Lozoya para materializar la más profunda reestructura de Pemex de los últimos 20 años, que en buena medida es cultural, una especie de jinete apocalíptico, podría amenazar en 2016 la estabilidad de esta empresa productiva del Estado.
Lo que urge en Pemex es que Emilio Lozoya le dé la más alta prioridad a evitar que la producción caiga por debajo de los 2 millones de barriles al día. La caída en producción ha sido constante.
Hay que hacer hasta lo imposible para que el umbral de los 2 millones no se rompa.
Sería una catástrofe.
Ese es el verdadero riesgo, y lo peor es que el escenario internacional no ayuda.
Hay demasiado petróleo en el mundo. Sobra tanto, que ya no cabe en los sistemas tradicionales de almacenamiento, se ha empezado a almacenar en los barcos. El precio de los barcos está subiendo. 2016 será de complejidad para Pemex.
Por un lado Lozoya está acelerando el paso para disminuir el riesgo de un escenario apocalíptico: hace poco tiempo anunció el descubrimiento de cuatro yacimientos en aguas poco profundas, que se suman a otros cuatro que se anunciaron en junio, y que se sumarán 100 mil barriles de petróleo adicionales al día.
De tal suerte, el manejo de Pemex debe ser cada día milimétrico, altamente calibrado.
2015 será otro año muy bueno para la industria turística y para el sector de la economía, con números notablemente positivos en cuanto a los dos principales indicadores de la industria: cantidad de visitantes y divisas.
Crecer 8% y 9% en los dos indicadores más importantes no está nada mal.
Si bien ha habido algunos avances en materia anticorrupción, la percepción es que está tan arraigada en todos los sectores y niveles que todos los esfuerzos por combatirla serán insuficientes.
La corrupción nos cuesta. Nos cuesta en productividad, en crecimiento, en recursos mal empleados. La corrupción detiene el avance del mejor y favorece al que soborna más.
Como todos los años, 2016 empezará lleno de incertidumbre. El país enfrenta grandes retos externos e internos. Combatir la informalidad y la corrupción es uno de los principales. Sin embargo, no hacerlo es el mayor riesgo. Sin duda no será fácil, pero hasta ahora solo ha habido esfuerzos pequeños y superficiales.